domingo, 27 de junio de 2010

Simbolos en "La tela de araña" de Julio Ramón Ribeyro

SIMBOLOS EN EL CUENTO “LA TELA DE ARAÑA” DE JULIO RAMÓN RIBEYRO



Se ha edificado una casa de araña.
Se ha construido una choza de guardián.
Se acuesta rico, más por última vez;
Cuando abra los ojos, ya nada tiene.
La Biblia, Job (27,18)

En los relatos de Julio Ramón Ribeyro podemos encontrar personajes que han quedado expulsados del festín de la vida, como si estuvieran predestinados a tener un destino doloroso. A su vez este autor recalca la marginación de Perú en diferentes grados: social, racial o económica como en el cuento “La tela de araña”.
En este cuento interviene un narrador en tercera persona que nos introduce a la vida de una joven sirvienta llamada María. Podemos encontrar implícitamente el contenido social y las clases muy marcadas: una muchacha que trabaja en una casa de clase media y es acosada por Raúl, el hijo de la dueña. Una joven que busca trabajar en una casa de mayor clase para lograr su libertad. Así es como María comienza un pequeño viaje[1] y una búsqueda en la cuál no logrará su meta, este personaje será derrotado como la mayoría de los personajes en la literatura moderna.
Ribeyro en este cuento también combina lo realista con los símbolos, con la alusión. En primer lugar cuando María llega al cuarto para esperar al hombre que le dará trabajo, las paredes son blancas y de acuerdo al estudio de psicología del color[2], el blanco nos sugiere reposo, inocencia y hasta puede representar la castidad de María. En cuanto al espejo colgado en la pared, es un símbolo de imaginación, -o de conciencia- capacitada para reproducir los reflejos del mundo visible en su realidad formal, e incluso sirve para devolver las imágenes que captara en el pasado o para anular distancias reflejando lo que en un día estuvo frente a él y ahora se halla en lejanía[3]. Es mediante éste que se reproduce el reflejo de las imágenes del pasado, de la vida miserable de María.
Ahora bien, la primera mención después del titulo acerca de la araña aparece cuando María ve este insecto saliendo detrás del espejo, indicándonos el mal augurio. Después la araña recorre el techo y creo que alude al camino recorrido de María, a quien se puede comparar con el mito griego de Aracne[4] la cual es castigada por rivalizar con Atenea en la tejeduría de tapices y convertida en araña. María también desafía su condición económica y social, trata de igualarse a otra clase pero resulta castigada, sin poder tejer sus metas por que tal vez ya no será dueña de su propio destino.
En la India la araña es considerada como Maya, la eterna tejedora del velo de las ilusiones, es así como este símbolo nos remite a las ilusiones y a la tela de araña que representa las ilusiones que María había planeado.
A su vez encuentro dos procesos de zoomorfización, el primero en Raúl, por que sus características son similares a la de una araña: “Él mismo siempre le pareció una especie de araña enorme, con sus largas piernas y su manera de acecharla desde los rincones” [5].
La misma ciudad también se zoomorfiza por que es similar a una tela de araña, una ciudad deshumanizada en la que uno puede caer como presa.
Además la mariposa gris que María observa mientras espera a su protector, simboliza lo efímero de la alegría[6]. Y este fin de las ilusiones se anuncia con los tres golpes a la puerta que da Felipe Santos y tal pareciera que son resultado de la mentira, impudicia y ambición de la joven.
“La tela de araña” tiene un desenlace abierto, en suspenso, nos queda a nosotros como lectores especular el final. El contenido simbólico de este cuento me hizo pensar que el hombre se transforma sin cesar durante su existencia, e incluso la misma muerte se limita a devorar una vida antigua para hilar -como la araña- otra nueva.


[1] De acuerdo al Diccionario de símbolos de Juan Eduardo Cirlot, el viaje no es la mera traslación en el espacio, sino la tensión de búsqueda y de cambio que determina el movimiento y la experiencia que se deriva del mismo. El viajar es una imagen de la aspiración del anhelo nunca saciado, que en parte alguna encuentra su objeto.
[2] D´ León, David. Artes plásticas. México: Ediciones Alegre Juventud, 1996. Pág. 77.
[3] Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos. Madrid: Ciruela, 2001, p.200.

[4] Garibay K. Ángel Ma, Mitología griega. Dioses y héroes, núm 31, México: Porrúa, 2006.p. 60.
[5] Ribeyro, Julio Ramón. Cuentos completos. México: Alfaguara, 2003.p.58.
[6] Biederman, Hans, Diccionario de símbolos. Barcelona: Paidós, 1993.p. 296.

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